Descubriendo el Quijote

Descubriendo el Quijote La Casa del Médico Hotel Rural

Caminar por tierras de La Mancha como nuestro hidalgo y escudero hacían es llegar a lugares auténticos.

Estos son algunos de los lugares que de alguna manera guardan relación con la obra de Miguel de Cervantes y que puedes disfrutar. ¿Listo para una aventura quijotesca? ¡Síguenos!

 

Iniciamos nuestra ruta en Argamasilla de Alba

Ese lugar de La Mancha del que Don Quijote, o tal vez el escritor, no querían acordarse. Visitaremos la Casa de Medrano, el lugar donde, según la tradición, Cervantes comenzó a escribir su obra maestra.  En su interior, una humilde y rústica cueva que hizo las veces de prisión. No se conocen los motivos de la estancia y prisión de Cervantes en Argamasilla. La tradición popular sostiene que Cervantes habría venido a Argamasilla en su condición de recaudador de alcabalas y habría sido preso por motivos fiscales o por un asunto de faldas. En cualquier hipótesis, en Argamasilla habría conocido al hidalgo “demente” Rodrigo Pacheco, que curiosamente tenía una hermana llamada Aldonza, y lo habría tomado como “modelo” para su primer boceto del Quijote.

En la Iglesia de San Juan Bautista, podéis contemplar su retrato en un cuadro exvoto situado en la conocida capilla de la Virgen de la Caridad de Illescas (a la izqda del altar mayor). El cuadro está fechado en 1601 (cuatro años antes de la aparición de la primera parte del Quijote) y en la figura la siguiente inscripción:

“Apareció nuestra Señora a este caballero estando malo de una enfermedad gravísima desamparado de los médicos víspera de San Mateo año 1601, encomendándose a esta Señora y prometiéndole una lámpara de plata, llamándola día y noche de un gran dolor que tenía en el celebro de una gran frialdad que se le cuajo dentro”.

¿Sirvió, realmente, Rodrigo Pacheco Avilés de inspiración a Cervantes para dar vida al ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha?  En vosotros está continuar con la pesquisa. Lo que, si es seguro, es que este pequeño rincón literario es una visita obligada para los amantes de la literatura y la historia.

(https://www.ellugardelamancha.es/)

Descubriendo el Quijote

 

Alcázar de San Juan – Cuna de Cervantes

Alcázar se disputa con Alcalá de Henares el lugar de nacimiento del escritor. En ambas ciudades coincide que existe una partida bautismal que así lo refleja. ¿Cuál de las dos es la del verdadero autor del Quijote? Es una incógnita. Pero si sentís curiosidad por descifrar el misterio podéis visitar la Colegiata de Santa María la Mayor donde guardan como oro en paño el libro donde se puede leer no sólo el nombre del autor de El Quijote. También la inscripción (en un lateral del manuscrito) en el que se reseña que “este es el verdadero Cervantes“.

(https://turismoycultura.alcazardesanjuan.es/)

 

Visita obligada es la Casa Museo del Hidalgo

La Casa Museo del Hidalgo se encuentra ubicada en una antigua casa solariega del siglo XVI conocida por el nombre de Casa del Rey. En ella podréis descubrir cómo era la vida de los hidalgos que inspiraron a Miguel de Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote de La Mancha.

El Museo cuenta con la exposición de piezas originales de gran valor, cedidas por importantes museos españoles (Museo del Ejército, Museo Nacional de Artes Decorativas, Museo de Santa Cruz…).

La visita se estructura en dos plantas con diferentes salas en cada una de ellas, donde se hace un recorrido por diferentes aspectos de la vida cotidiana en La Mancha en la época de Cervantes.

Descubriendo el Quijote Urda

 

Campo de Criptana

En este lugar viviréis la aventura de los molinos de viento, narrada en el capítulo VIII de la primera parte de la obra universal:

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra3, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra4.

—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.

—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes5, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

Inmortalizado en la literatura, este espléndido conjunto del patrimonio industrial y Bien de Interés Cultural hará volar vuestra imaginación. Son molinos del tipo “torre”, construidos en mampostería y blanqueados con cal. Tienen una planta circular horadada de ventanillos, por los que el molinero se guiaba para orientar las aspas al viento predominante en ese momento. ¿Sabías que la caperuza del molino es capaz de girar 360º grados para aprovechar la fuerza del viento reinante en cada momento? Ya en lo alto del Cerro de la Paz os animamos a que visitéis el Albaicín y os perdáis por sus calles.

Descubriendo el Quijote

 

El Toboso – Patria de Dulcinea 

Seguirás las huellas del amor platónico de Don Quijote.

“Con la Iglesia hemos dado Sancho…”. (Cap. IX segunda parte del Quijote)

Esta frase es una de las más famosas de la obra quijotesca. Un dicho que se ha utilizado además popularmente a lo largo de la historia. Ésta junto con otras (– “Media noche era por filo, poco más o menos, cuando Don Quijote y Sancho dejaron el monte…y entraron en El Toboso”… “Era la noche entreclara…”, ”y vio una gran torre…”) pueden verse reflejadas en las calles de El Toboso. Maravillosos textos quijotescos plasmados en forja en las paredes de las fachadas toboseñas os iniciarán en esta ruta literaria que permitirá al viajero adentrarse de lleno en la historia de la novela más universal y os conducirán hasta la Casa Museo de Dulcinea y otros monumentos y bellos rincones de la localidad.

Cuenta la tradición que Miguel de Cervantes se inspiró en Ana Martínez Zarco de Morales, de la que al parecer estuvo enamorado. De hecho, el nombre de Dulcinea deriva de Dulce-Ana. Ana pertenecía a una típica familia manchega de labradores, a la familia de hidalgos Martínez Zarco de Morales, propietarios de la “Casa de la Torrecilla”, del siglo XVI, y que actualmente ha sido reconvertida en museo – Casa Museo Dulcinea.

(https://eltoboso.es/)

 

Terminaremos nuestra ruta en Consuegra

Aunque no se menciona en el Quijote, bien merece la pena encaramarse a su cerro (El Calderico) coronado por 12 molinos de vientos y un imponente castillo medieval que domina el horizonte. Te permitirá disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares de La Mancha, y si lo haces en el ocaso del día la experiencia bien merecerá un “selfie”.

(https://www.consuegra.es/es)

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